El racionamiento de agua en Cajicá fue implementado como una medida urgente ante la crisis hídrica que afecta al municipio, en parte debido al crecimiento acelerado de la población y a fenómenos climáticos como El Niño. Sin embargo, esta estrategia ha generado un intenso debate sobre su efectividad, ya que, en lugar de fomentar el ahorro, ha provocado un comportamiento anticipatorio en los habitantes: el consumo de agua aumenta significativamente el día previo al corte, cuando las personas llenan tanques, baldes y otros recipientes para almacenar el líquido. Este fenómeno, conocido como “acopio preventivo”, puede terminar neutralizando los beneficios esperados del racionamiento.Las autoridades locales han respondido con campañas de concienciación, buscando que la comunidad entienda la importancia de un consumo mesurado y responsable. A pesar de estos esfuerzos, el problema persiste, lo que ha llevado a cuestionamientos sobre si el racionamiento, en su forma actual, es la mejor solución para enfrentar la crisis del agua.El debate sigue abierto. Por un lado, algunos ciudadanos y expertos en gestión del agua defienden los cortes programados como una medida necesaria para evitar el desperdicio y garantizar una distribución equitativa del recurso. Por otro lado, hay quienes consideran que el racionamiento, sin estrategias complementarias, puede ser contraproducente y generar mayor presión sobre el sistema de abastecimiento.Para que el racionamiento sea realmente efectivo, se necesita un enfoque integral que no solo restrinja el suministro, sino que también eduque a la población sobre prácticas de consumo eficiente y promueva soluciones sostenibles, como la recolección de aguas lluvias y la modernización de las redes de distribución. La crisis del agua en Cajicá es un desafío complejo que requiere la colaboración de autoridades y ciudadanos para garantizar un acceso equitativo y sostenible al recurso en el futuro. Por: @el_sabanario OPINE AQUÍ